Su imaginativa niñez era un preludio melancólicamente dulce de una sinfonía de la vida. ¿Quiero ser pintor...!, entonando con su espíritu aún inmaculado el himno a la belleza.
Este sitio web utiliza cookies, tanto propias como de terceros, para mejorar su experiencia de navegación. Si continúa navegando, consideramos que acepta su uso. Más información