Después de 2001, con el ataque a las Torres Gemelas de Nueva York, el islam se ha cargado en Occidente de toda suerte de negatividades. Para muchosos politólogos ha pasado a ser un mundo aparte, homogéneo, y no modernizable, salvo en las tecnologías más agresivas. Muy pronto han desaparecido las peculiaridades centroasiáticas, las magrebíes o las negroafricanas, para emerger como un espacio recorrido por dictaduras y movimientos integristas. Esta percepción, que como dijo Edward Said no tiene nada de nueva, incrementa los miedos occidentales y fortifica una simplificación del mundo globalizado, donde el islam ejemplifica el lado equivocado u oscuro.