... En el reglamento para las reducciones (que rápidamente se consolidó a medida que los claretianos ocupaban el continente) quedaban también establecidas las normas que debían seguir los misioneros que las visitasen, las obligaciones que debían cumplir los maestros indígenas, sus suplentes y los propios alumnos, así como las asignaturas que había que impartir, horarios, calendario escolar y material de enseñanza..., las escuelas debían levantarse al principio con materiales del país a las afueras del poblado... Solo si tenían éxito debía procurarse la construcción de un edificio más sólido y estable. El mismo vicario apostólico era quien satisfacía el salario mensual de los maestros-catequistas, además de ser quien decidía cómo se administraban los fondos a través de la misión a la que estaba sujeta la reducción. Para mayor seguridad en su maniobra de disponer de un instrumento eficaz para adoctrinar en la fe católica y el amor a la patria, el previsor obispo procuró no dejar ningún cabo suelto: los maestros nativos, a los que exigía una conducta intachable y, a ser posible, que estuvieran casados, quedaban sujetos a las decisiones que tomase el misionero visitador... Las escuelas podían admitir únicamente alumnos de 6 a 15 años. De superar esta edad, solo se podía aceptar a los chicos para la sección de catecismo y a las muchachas para el catecismo y el aprendizaje de labores del hogar. Los niños o niñas con «enfermedades repugnantes o contagiosas» quedaban excluidos. Sin embargo, como no podía ser de otra manera en un plan basado en la caridad cristiana, no se permitía a los maestros utilizar a los alumnos como criados o trabajadores ni aplicarles castigos físicos (el solo hecho de tener que regularlo ya indica que estas situaciones se daban con frecuencia)..., los niños y niñas debían recibir sus clases por separado. El currículo, en el que primaba la formación religiosa, lo integraban nueve asignaturas para los niños (Catecismo, Historia Sagrada, Religión y Moral, Lectura, Escritura, Aritmética, Ejercicio de Español, Agricultura Práctica y Urbanidad) y otras nueve para las niñas, en las que solo variaba la Agricultura Práctica, que era sustituida por labores manuales...
Pasaje de La conquista espiritual
de Río Muni...
Miquel Vilaró i Gûell