«Mirad, en este sobre que traigo hay unas cuantas semillas de tomate para su cultivo en secano. Tú, Kamal, lleva un vaso de agua a la terraza, Karim ayúdame a llevar esta tierra especial y estas dos macetas, una para cada uno y el sobre con las semillas. Vamos todos a la terraza, sin manchar mucho, ¿vale?, Karim, te toca hacer un pequeño hueco con tus propias manos, despacio, sin prisa. En cada maceta, Kamal, humedece los hoyos con el agua que has traído, ten cuidado no lo encharques porque se pudren las semillas. Vamos a abrir con cuidado el sobre y a meter las semillas en los hoyos húmedos y, ahora, cada uno con las dos manos tapad con mucho cuidado el hoyo de vuestro tiesto. Bien, ya hemos terminado, ahora toca esperar, veréis cómo germina, ¡casi se me olvida!, tenemos que cantarle a la maceta la canción que mi madre me enseñó, la que casi seguro aprendió de su abuela, y que yo ya os enseñé a vosotros, pero tiene que ser en árabe, así la maceta y la planta se creerán que estamos en Palestina y los tomates sabrán como los de allí».
Pasaje extraído de «Karim y Kamal»,
La infancia palestina y la supervivencia...