Decía ese genio llamado Groucho Marx: «Me gustan mis errores. No quiero renunciar a la deliciosa libertad de equivocarme». Yo también tengo mis errores, también mis equivocaciones. Pero no puedo renunciar a la libertad de expresarme libremente. Es la libertad ese reducto en el que te encuentras a ti mismo frente a los demás.
El epílogo