ada obra creativa –a la orilla de la Vida– tiene su propia pul- sión que inesperada surge, nos sorprende: quizá en el camino, quizá en el lecho, como la Muerte furtiva que centra en nosotros
su puntería y flecha hiriente: la creación.
Como esa pulsión, esta Antología poética –VERSOS PARA ENA- MORAR– surgió en una de esas numerosas “Ferias del Libro” na- cionales, que recorro entregada como misión, con mis poemarios y ensayos. Uno de mis lectores -que enseñan tanto- se preguntó en alta voz y con espontáneo gracejo tras adquirir mis textos:
¿…Y ahora cómo enamoro yo con estos versos?
Si el lenguaje cotidiano da cuerpo expresivo a la trama de realidades e interrelaciones, que constituye la vida plena del ser
humano, mediante la palabra poética revelamos nuestra parte divina. Con ella se accede a las cosas aparentemente invisibles que esperan el instante de ser nombradas / creadas y, en este sentido, se puede decir que el poeta -demiurgo- continúa y colabora para brindar sentido al universo.